lunes, 21 de diciembre de 2009
El regreso irremediable de Tarandhur
Al menos curioso
lunes, 14 de diciembre de 2009
Grandes crónicas pasajeras
viernes, 11 de diciembre de 2009
Histeria
lunes, 7 de diciembre de 2009
Bienvenida la ironía
viernes, 27 de noviembre de 2009
EL SANTO: Adelantados del humor gráfico
jueves, 19 de noviembre de 2009
La isla de las flores
viernes, 6 de noviembre de 2009
La rendición de los Krakeanos
Todo iba bien cuando, de repente, te vimos. Radiante, pura y limpia. Hermosa. Entonces, tuvimos miedo y frenamos nuestra arremetida cruel. El miedo, sobre todo a los krakeanos, suele cachetearnos por dentro e inundarnos de prudencia.
Para vos, que compartiste tantas horas de aburrimiento y de alegría entre Quito y La Paz.
jueves, 5 de noviembre de 2009
LATIN JAM
Los culpables del dolor de piernas del jueves a la mañana son (formación estable): El Guajiro (tres), Matías Méndez (bajo), Eric Hernández (piano), Matías Conte (guitarra y voz), Dorian (timbales), el Tano Martelli (bell y bongó), Maxi García (congas), Fernando Padilla (trompeta y maracas), Nahuel Aschei (trompeta) y Luca Ferrelli (trombón).
A continuación, un registro de lo sucedido uno de esos tantos miércoles.
* FOTOS: Vito Rivelli
lunes, 2 de noviembre de 2009
Un mágico, de esos que no abundan
Pasaron los años, intentó dejar la heroína, se fue de gira a África con la Fania All Stars (una especie de combinado selectivo con los grosos del género), comenzó a practicar la Santería como religión, se quiso un poco más, se prometió descansar, regresó a Puerto Rico y finalmente volvió a las drogas.
Su organismo, bastante cacheteado a esta altura del partido, tuvo que soportar varias estocadas más. Cada tanto reaparecía sólido, rejuvenecido, con fuerza y con un nuevo disco bajo el brazo. Pero después, presa de él mismo, volvía a recaer. Y la prensa, siempre dispuesta a comercializar con el morbo y las acciones privadas con tal de vender una tapa, a menudo se nutría con el timing del cantante.
Es electrizante ver cómo lograba plasmar sus tragedias personales en las letras de sus canciones. Basta con escuchar alguno de sus discos para comprender que su manera sufrida de cantar no era un montaje. A las drogas (que hace rato habían dejado de ser una cuestión lúdica para convertirse en un problema serio de adicción) hubo que sumarle la muerte de un hijo. Para colmo, a comienzos de la década del ’80 el género salsero empezó a perder popularidad y, a pesar de que él siguió grabando, las radios ya no fueron ese aliado fiel que mantenía sus canciones en lo más alto de los charts.
A continuación, un registro de su música. "Juanito Alimaña" pertenece al disco "Vigilante" del año 1983.
viernes, 30 de octubre de 2009
Loco yo, Loco vos (Julio Giglio)
La Patria Grande de Simón Bolívar
Desde que entiendo a la música como un puente conductor hacia culturas infinitas, su mecanismo me ha llevado a interesarme por el folklore (véase este término como el “saber de los pueblos”). Porque en las raíces de las músicas del mundo se vislumbra la identidad de las sociedades que lo conforman. Y conocer nuestra identidad es conocernos a nosotros mismos y a nuestra historia.
Es aquí, en los orígenes, donde se conectan las esencias. Es aquí, donde comprendemos que entre los pueblos latinoamericanos no somos tan distintos.
Augusto César Sandino, reivindicando las ideas de Simón Bolívar, decía ya que los gobiernos y las fronteras que éstos trazaron, correspondieron siempre a intereses económicos personales o de un grupo particular de individuos a favor del imperialismo, pero que la identidad de los pueblos, irrenunciable, era una sola. Porque la Nación Latinoamericana era una sola. O en eso debía convertirse para no sucumbir ante un modelo económico que no nos tendría en cuenta jamás.
Entiendo a la cultura como el conjunto de todas las formas y expresiones de una sociedad determinada, y sostengo, como Bolívar, que Latinoamérica toda conforma una sola Nación. Por lo tanto, a grandes rasgos, la cultura (la identidad) americana es una sola. Y si la música es un instrumento a través del cual la misma puede ser expresada, encontramos en ella una de las llaves para poder abarcarla.
Viajando por Argentina
¿Cómo sería el Litoral sin chamamé? ¿De qué se disfrazarían Santiago del Estero y Tucumán sin la poliritmia incipiente de las chacareras? ¿Sería Salta tan linda sin la rica tradición de compositores e intérpretes que llevaron sus zambas a todo el mundo? No puedo ni imaginármelo. Sin embargo, no es aconsejable conformarse con esa identidad musical tan marcada. Es lo que entienden músicos como Fandermole, Falú o Herrero (por tomar algunos ejemplos entre tantos embajadores de nuestro folklore) que, al escuchar su arte, te regalan la sensación de estar viajando. Al traspasar fronteras aparece la versatilidad musical. Versatilidad que al chocar de lleno con otras músicas se retroalimenta y crece. Y es verdad que la cueca en Argentina es sinónimo de Cuyo, pero ¿no es tan mía como de los mendocinos? Depende de mí. De nosotros. De no caer en una evaluación mediocre entendiendo a la música como un generador más de las tantas dualidades que a lo largo de la historia ha dividido a los pueblos. Por eso, darle oportunidad y asimilar las letras y los ritmos lentos y espaciosos de las coplas o las vidalas norteñas, significa entender la idiosincrasia de los pueblos que las ejecutan. Significa acercar sus costumbres, su poesía y su tradición a este lado del Riachuelo. No esta mal.
Cóctel de ritmos
Esta idea de traspasar los regionalismos, se aplica a gran escala al folklore latinoamericano. El merengue dominicano; la plena en Puerto Rico; el vallenato y la cumbia de la costa pacífica colombiana; el tango o el candombe en el Río de la Plata; zamacuecas y festejos del Perú; sayas, huaynos y tonadas en el altiplano boliviano; montunos, charangas, danzones y cha cha chas en Cuba, corridos y boleros en México, Joropos en Venezuela. La lista, evidentemente, es interminable. Y muy rica por cierto.
A menudo nos perdemos estos mundos tan vastos y que tienen mucho para mostrarnos. Entre tanta cultura descartable, desinformación y consumismo inducido, no nos queda tiempo.
Por eso intento, desde este humilde espacio, compartir mis ideas y mí música (la música de los pueblos latinoamericanos) con todos los lectores.